El giro de 180 grados en la vida de un joven que cambió la coca por la pimienta.

Diego Rodríguez, un joven campesino de La Hormiga, Putumayo, a quien gracias al negocio de la cocaína, fue solvente en dinero; pero, al mismo tiempo, le dejó muchos dolores de cabeza y problemas. Entre otras razones, como los conflictos entre grupos ilegales por los terrenos y las fumigaciones, terminaron por acabar el negocio.

“En ese entonces no había otra iniciativa para salir adelante, y siempre nos enfocamos en raspar y sembrar cultivos de coca, es una circunstancia que le pone la vida, entre la espada y la pared. Deje de cultivar porque me hicieron mucho daño, tuve muchas situaciones que estuve al borde de la muerte”, expresó Rodríguez.

La carga económica a tan corta edad, obligaron a Diego y otros agricultores a ser dependientes de estos cultivos para poder salir adelante. Y como todo en esta vida posee un costo, ellos acabaron siendo peones del narcotráfico.

“Ha sido un camino duro, fue un reto que asumimos nosotros donde hubo cosas buenas y cosas duras que tocó luchar con las comunidades”, aseguró el comisionado legal de La Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez (Asapiv), Fray Jorge Cueltan.

La coca es parte del pasado, en algún tiempo pensaron que la mejor opción era pasarse a la economía tradicional, “a la de toda la vida”. Y así transcurrió, Diego se integró al programa de restitución de cultivos ilícitos del Gobierno por cultivos de pimienta que sirve de beneficio a más de 350 familias de Putumayo. Transformándose en uno de los agricultores legales que hoy triunfa en esta región del del Valle del Guamuez.

“La pimienta me cambió la vida, me cambió de pensar, estábamos matando nuestro suelo nosotros mismos echando herbicidas, echando químicos a la coca”, puntualiza Diego, que observaban los obstáculos que parecían insuperables para cambiar los cultivos ilícitos y ahora hace envíos su pimienta a los distintos sectores de comercio del país y goza de una vida plena y tranquila.

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